Por Dr. Claudio H. Cova Presidente de la Federación Bioquímica de la provincia de Buenos Aires
Llega el final del año y los balances se amontonan en cada rincón en el que desarrollamos nuestras actividades cotidianas. Allí aparecen las evaluaciones profesionales, familiares, personales y por supuesto las institucionales.
Entonces empieza el momento de poner en valor cada cosa, de separar la paja del trigo, de considerar las causas y el impacto de todo aquello que el año dejó en nuestra imaginaria hoja de activos menos pasivos.
¿Es posible en este contexto permanente de crisis terminal, establecer con cierta seriedad metas a cumplir?, cuando lo único seguro es la falta de previsibilidad, de políticas de Estado consistentes, de reconocimiento a un sector siempre postergado y maltratado, salvo por nuestro cuarto de hora durante la pandemia, donde fuimos en forma directamente proporcional, tanto reconocidos como estafados con promesas que nunca se terminaron de traducir en hechos o leyes concretas que le dieran al sector una fuente de financiamiento real y razonable.
Este año hablamos de sobrevivir, de resiliencia bioquímica, de subsistencia forzada, de lucha permanente contra molinos de viento que no saben de treguas.
En estas situaciones, lo urgente prevalece sobre lo importante, y a veces lo diluye, sin darnos cuenta nos transformamos en bomberos improvisados que sofocan incendios casi siempre provocados intencionalmente por los gobiernos de turno, por los gremios voraces de nuestros recursos, por empresas de medicina prepaga angurrientas, por obras sociales compulsivamente indiferentes y mal gestionadas.
Pero vamos por lo importante, lo que a veces queda en el margen cuando tendría que ser el título.
También hablamos de unidad y de equipo, de esperanza y de proyectos, de logros y futuro.
Lo que decimos hacia afuera tiene sin lugar a dudas que fortalecerse primero adentro, nosotros somos los primeros que tenemos que estar convencidos del camino que queremos transitar, de las herramientas a utilizar, de los principios a respetar.
La unidad y el equipo son la célula fundamental de nuestra institución, no podemos pensar en alcanzar las metas propuestas si no lo hacemos juntos, aquel que no lo entienda está, sin lugar a dudas, en el lugar equivocado.
El equipo es quien va a llevarnos a conseguir que cada proyecto culmine exitosamente.
La esperanza es lo nos hace creer a pesar de todo, a luchar aún en las peores condiciones.
Los proyectos son el motor que nos hace superarnos e ir siempre por más, para que cada laboratorio de la provincia de Buenos Aires pueda mejorar y crecer.
Los logros son muy importantes, mantener en funcionamiento a toda nuestra red con dificultades y vicisitudes, ciertamente es uno de ellos.
El rotundo éxito del CALILAB 2022 desarrollado en la ciudad de Mar del Plata, también es un gran logro de nuestra Fundación Bioquímica. El futuro por último es la puerta a todo lo que viene, el futuro es cada uno de los federados, el futuro es nuestras instituciones creciendo y aportando en cada rincón de nuestros laboratorios.
Nunca dejaremos de trabajar para resolver lo urgente, pero no perdemos de vista que lo que nos hace fuerte como institución es lo realmente importante. Sin unidad, sin equipo, sin esperanza, sin proyectos, sin sueños, no seríamos una entidad que es marcadora de rumbos en la salud.
Felicidades para todos lo bioquímicos federados, para nuestro comprometido personal tanto de FABA, como de EMSA y FBA, que tengamos un 2023 con salud y paz para cada uno de ustedes y sus familias.
