La Torre de Babel, 5 años después


Por Dr. Claudio H. Cova
Presidente de la Federación Bioquímica de la provincia de Buenos Aires

Ya pasaron cinco años desde que escribí el artículo “La Torre de Babel”. La verdad, quisiera que hubiera perdido vigencia pero como se ve, no solo repetimos siempre la misma historia, sino que le agregamos condimentos y situaciones que profundizan y agravan cualquier diagnóstico negativo sobre el sistema de salud y su futuro imperfecto y totalmente incierto.


Hoy le sumamos a esta Torre de Babel una situación política que roza el desquicio, ya que a 150 días de las elecciones no sabemos cuáles van a ser los candidatos a los cargos más importantes, tampoco hemos leído sobre propuestas o proyectos para ningún sector, ni para la salud.


Así, un país sin candidatos, un país sin proyectos o planes de gobierno, un país definitivamente sin líderes probos que marquen el rumbo, es un país en el que el caos crónico es el diagnóstico inevitable.


Los políticos no solo de los distintos partidos, sino y más grave aún los de un mismo partido hablan distintas lenguas, inconexas e inentendibles.


Así que hoy ese artículo que hace cinco años se escribió, toma más vigencia que nunca.


Un sector muy peculiar


El sector salud en la República Argentina ha ido desarrollando a través del tiempo diferentes características que lo hacen singular, único, con difícil medida métrica de aplicar o alguna característica peculiar para identificarlo.


Pero si tuviéramos que buscar una imagen que lo simbolice, algo que lo represente, podríamos recurrir a una leyenda bíblica de más de 4500 años de antigüedad, y cual dilectos discípulos de Nimrod podemos decir sin mucho margen de error, que con artesana fruición hemos construido nuestra propia Torre de Babel.


En el afán de llegar al cielo y tocarlo con las manos, dando muestras de ambición y soberbia, los diferentes sectores hemos sido castigados por el Creador con la confusión, a la que llegamos al hablar miles de lenguas diferentes.


Balbál, verbo que en hebreo significa confundir, de allí el nombre de la torre, es el verbo que conjugamos desde hace años, no 4500 seguramente pero sí no menos de 50.


La industria farmacéutica nacional no se entiende con las multinacionales, ya que las segundas gozan de situaciones de ventajas competitivas frente a las primeras, imponiendo condiciones en licitaciones y en el mercado.


Las empresas de medicina prepaga postergan a sus prestadores, y los obligan según tengan servicios propios o no, a la sub prestación o a la sobre prestación. En los dos casos los someten a honorarios profesionales paupérrimos, llevándolos en muchos casos a la degradación profesional.


Por otro lado, los prestadores generan estudios complementarios y tratamientos, de la mano de los fabricantes de tecnología y de los laboratorios medicinales, para compensar de la peor manera sus ingresos devaluados.


Las Obras Sociales no siempre gestionan adecuadamente sus recursos y transforman a sus afiliados en rehenes y a los prestadores en mano de obra desechable. En medio de esta confusión de lenguas varias e inconexas, el Estado brilla por su ausencia.


El Estado nacional no tiene en claro sus prioridades y muchas veces las que plantean distan mucho de lo que la realidad demanda.


Tampoco atiende adecuadamente las cuestiones provinciales, y en muchos casos las provincias tienen más claro el quéhacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo.


Pensar en función de conjunto para cambiar


Con gran pericia y constancia hemos construido nuestra propia Torre de Babel, perdiendo de vista que para entendernos nuevamente tenemos que hablar al menos una lengua descifrable, aunque no sea la misma, debemos dejar por un momento la ambición y la soberbia, pecados que llevaron a destruir a aquel pueblo hebreo que quería llegar al cielo y nunca lo logró.


Si cada sector piensa en función del conjunto, si cada sector busca el éxito propio a través del logro de todos, quizás podemos empezar a cambiar.

En esto tiene que estar el compromiso ineludible del Estado, para dar leyes claras, normas precisas y útiles, confianza, previsibilidad, compromiso y sobre todo apoyo a un sector olvidado y postergado, el de la salud.


La Torre de Babel, relato bíblico de hace 4500 años se corporiza hoy en nuestro sector, esperemos tener la sabiduría de construir lo posible, para poder generar la lengua que nos enseñe a entendernos, a encontrarnos, a crecer sanamente, a creer en un futuro cierto y esperanzador.





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