Editorial

FABA una institución construida en el consenso


Por Dr. Claudio H. Cova
Presidente de la Federación Bioquímica de la provincia de Buenos Aires



Recientemente reconocida por la labor de su red de laboratorios durante la pandemia, ante los principales actores del sistema sanitario argentino


En este número se publica un reconocimiento a FABA por el rol de los laboratorios federados en la pandemia, otorgado en el contexto de la cena anual de Consenso Salud, evento al cual asistieron casi la totalidad de los principales actores del sistema sanitario argentino, tanto del sector público como del sector privado.


Esta distinción la tomamos con mucho orgullo y la sentimos como una valoración, no sólo destinada a los bioquímicos de la provincia de Buenos Aires, sino para todos los bioquímicos del país, más allá que se le otorgó a FABA.


Lo más importante creemos es que se dio en un contexto muy especial, y si tomamos el significado profundo, y no el nombre de los organizadores solamente, de la palabra “consenso” encontramos que la misma refiere a “un acuerdo o conformidad en algo de todas las personas o partes que pertenecen a una colectividad”.


Sin lugar a dudas, si en el colectivo del sector sanitario abogáramos en cada tema, en cada problemática, en cada propuesta nueva, en cada planificación, al “consenso”, nuestra realidad y la del sistema de salud serían muy distintas a la actual.


El consenso como sinónimo de acuerdos no traumáticos, ni forzados, sino como puente, como hilo conductor positivo entre dos extremos que deben aprender a conocerse y escucharse.


Cuántas cuentas pendientes tiene el sector salud que no son difíciles de resolver bajo el “consenso”. La creación de una agencia de evaluación de tecnología sanitaria para racionalizar el acceso a la misma. La interacción real y efectiva entre el sector público y privado en una complementación estratégica tan necesaria como lógica y potencialmente productiva con efectos inmediatos sobre la calidad de atención prestacional para la población toda. El establecimiento de un vademecum mínimo y accesible con valores controlados por el Estado para que todos puedan recibir lo que necesitan en tiempo y forma.


Podríamos seguir enunciando muchas más cosas que desde el “consenso” cambiarían radicalmente la salud de nuestra población.


Ahora bien, ¿qué es lo que pasa desde hace más de 30 años, no se puede o no se quiere? ¿Es más importante la foto de ocasión que un indicador sanitario que requiere de políticas de Estado perdurables en el tiempo? ¿Es más importante un nombre que un plan?


Consenso la palabra mágica que no podemos transformar en verbo para conjugar entre todos los actores.


En nuestro pueblo chico llamado FABA, construimos una institución ya sexagenaria que creció en el “consenso”; seríamos muy soberbios si nos creyéramos dueños de la receta magistral, pero parece que la pudimos crear y aplicar en el tiempo, no es poco, nos lleva discusiones, posiciones distintas, intereses a veces contrapuestos, pero en el respeto y la convivencia sana llegamos al consenso.


En un evento de gran magnitud, FABA fue reconocida, hoy por la tarea desarrollada en la pandemia, seguramente mañana por alguna otra cosa en la cual podemos mostrar nuestra orgullosa tarea. Para nosotros la lengua del “consenso” es un idioma conocido, es el que hablamos todos los días, aprendimos escuchando, es nuestra humilde manera de mostrar el camino que todos deberían transitar.


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